jueves, 11 de julio de 2013


Yo te llamaría embrujo,  por tu aroma dulce y hechicero, pero dicen que tienes otro nombre y que vuelas en las noches, pero sigo viéndote cada mañana caminando sobre el pasto descalzo cuando me asomo a la venta. He escuchado que has perdido la cabeza, que ya no comes, ni tienes sed, pero te he visto beber agua del rió después de hablar horas y horas a las palomas. Dicen por ahí que perdiste el alma en juego de azar, no lo creo aún, tengo una fotografía tuya cargando una anciana para cruzar la calle, y una imagen de un beso volador buscando dueña. Me pregunto por que creo conocerte si apenas y hemos cruzado palabra, me dijiste hola en la mañana, esa en la que mis ojos lloraban y mis labios sonreían al verte hacer maromas, junto a tu amada Diana. Ella, hermosa dama, camino hacia mi y me extendió su pata, dio uno o dos gritos  corrió tras la bola que tu lanzabas, No fue más media hora, pero reí una dosis como para una semana, me dolió el vientre y perdí mi helado. Esa fue toda nuestra historia, pero creo conocerte de años, pienso que son tus ojos, que es tu mirada, tu caminar, tu sonrisa, mi sueño quizá, ya lo creo, te me has hundido en el alma. 
Yo podría simplemente dejar de pensarte,  esperaría al menos tener una imagen real, pero eres mi sueño, mi magia. Eres, lo que podría ser y No se apaga.


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