Allí estábamos sentadas en dos rocas con nuestras muñecas en las manos pensando en la nada, quizás en la felicidad, pretendiendo creer en su existencia... Cuando ella sin dejar de mira su muñeca de trapo dijo: "juguemos a la guerra" no entendí sus palabras, no quise hacerlo tal vez, así que susurre simplemente ajam... De pronto todo se perdió como cuando en las películas un vago recuerdo se hace vivo, y allí estaba nuevamente sentada en esa fría y horrosa oficina a la que había llegado simplemente creyendo que no había otra salida... o negro o blanco.
Me acostumbre silenciosa a los gritos, al machismo erótico que volaba por el aire y me repetía eres una más... eres una más... en esa oficina donde no había nada mas que hombres kn un ideal conjunto, pienso que era una sola lucha a la que siempre creí pertenecer, pero que hoy, aquí, se hace tan cruel, tan mal pensada que sé, que debí haber ido a otro sitio...
Bendita María ella siempre supo lo que quería, no una casa bonita, no un bn hogar no una ducha en la mañana y leche caliente en la noche no, no ella no, ella quería ser feliz y sabia km hacerlo.
No jugamos a la guerra, es más, fue la uníca vez que la mencionamos en lo pok que nos resto juntas, pero si la vivimos día a día; me hubiera enkntado estar a su lado en ese camión en el que huyo de casa una mañana, pero no pude, mi mente fue cruel y me jugo una mala pasada; A veces pienso, si hubiera estado allí, sí tan solo hubiera decidido correr un riesgo, un maldito riesgo... seguro ella estaría viva y no solo en mi recuerdo, oh no!! estaría aquí diciéndome: Man que has hecho?
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