martes, 17 de mayo de 2011

en la parada del autobus una vez mas lloraba, la niña era simpatizante de la heriona, el llanto y la tristeza, su madre lo sabia, pero a su lado no podia hacer nada... que podría hacer ella; Ella y su adiccion a la pastilla para dormir hacian el duo perfecto, nadie más lo notaba pero ella agonizaba, su alma una vez mas habia sido rota. Ese pobre hombre la habia tomado en sus brazos, le habia dado un lenguetazo en su mejilla y en medio de toda la estacion del metro, a los ojos abiertos y ciegos del mundo la habia poseido, era una pasión tierna y despidada, en el fondo sentia compacion, él solo buscaba el amor que le nego la vida, la verdadera otra pero su autocompasion hiba mas alla. Asi que no se detenia a pensarlo, solo pensaba en ese algo, ese algo que rondaba en su cabeza hacia varios dias, en ese momento habia tomado fuerza, solo necesitaa un empujon y ese hombre de aproximadamente treinta años, con el cuerpo sucio, oloroso a sudor y palpitante de locura lo habia hecho todo a la perfeccion, por eso no se sintio sucia y no se preocupo al decir gracias, en medio del desconcierto del mal sano hombre, solo se parò tomó su ropa y salio desnuda al callejon que daba al autobus, lo tomo sin ningun afan y se vistio alli dentro, todo en su mente estaba claro, era invisible y nadie podria tocarla nunca mas...

De nuevo alli... al lado de su madre el conciliador abrigo de lo que simplemente eran sus manos rozando de a pocos con el vaiben de los movimientos inutiles de una espera,hizo callar el grito de su cabeza, lo dudo por un segundo, pero fue sencillo borrar la impresion de que estaba haciendo algo malo... simplemente estar ahi, logro cautivarla una vez más sobre la idea... Pasaron la calle con tranquilidad.. Era raro ver como una niña de 15 años aún tomaba la mano de su mamá para pasar la calle con tal ternura, más cuando lucia un vestido rosa de implacable estilo, tierno pero casual, justo para el momento, solia decir el padre de Dona justo antes de partir, asi como lo hizo aquella vez en la que antes de la media noche la tomo en sus brazos y la acaricio con ternura, la ternura del adios...
Hiban hacia algun lado, Dona lo sabia pero no se tentaba a preguntar donde, solo andaba y recodaba lo miserable que habia sido, las lagrimas recorrian su rostro y no paraban... triste pero tranquila, sabia que lo pagaria tarde o temprano, ya estaba todo hecho solo hacia falta el momento...
Despues de largo rato estuvieron frente a la casa blanca, la puerta desteñida y las pardes quebradas hacian pensar que nadie vivia alli, todo era sombrio, desde el camino que unia la calle con el interior de la casa, hasta el cesped a medio cortar que no tenia mas cara de descuido que de otra cosa, andaron sobre los ladrillos lentamente con ganas de no seguir, aunque realmente ninguna tenia conocimiento de que habian llegado; solo hasta chocar contra el primer escalon, Dona noto la casa de su abuela en frente de su desconcierto. No lo podia creer, estaba alli, ella esperaba el momento, pero no lo buscaba.

El largo corredor daba al patio, alli estaban todos reunidos, Dona busco con la mirada al chico, no le basto mucho atraer su atencion, él la buscaba tambien, la esperaba quiza; sin que nadie lo notara, tras un gesto huyeron por el corredor a la parte mas alta de la casa, el altillo de los secretos, del misterio pero sobre todo de la nostalgia... Alli uno fente al otro tomaron sus manos y sin dirigirse una sola palabra hundieron la jeringa en el brazo, todo estaba listo el sabia que ella vendria, y asi fue... Poco tardo el dulce nectar en consumir sus almas, todo en ellos ardia, no pudieron mas que sincronizar su cuerpo: todo empezo con la mirada furtiva que se hacen los idiotas drogados como lo estaban ellos, se besaron, el rozo su cuerpo con su pene y ella sintio la ira que ardia en ella, pero que la cautivaba, la tomo de las nalgas y la puso sobre el cobertizo que daba a la ventana, cualquiera alli afuera podria verlos, lo sabian, pero era mas claro que siempre haban sido invisibles... tomo sus senos y con suaves caricias los hizo suyos, Dona tomaba sus nalgas y las oprimia con fuerza... Estaba todo hecho ella lo tomo hacia si, y él la penetro con fuerza pero con delicadeza, sus movimientos tenian que ser perfectos, se complementaban tal cual lo pensaban y se deban mutuo placer sin necesidad de ruegos, todo era un juego de mal acabar... la heroina y el sexo se habian convertido en el elixir perfecto, les daba la adrenalina que necesitaban para desgarrar lo poco que les restaba de corazón. Pronto todo acabaria, parecio una eternidad, quizas por los orgamos largos que Dona tenia, o por la furia de Evan al consumirse a besos el cuerpo de Dona, pero ante la realidad, no habia durado mas de 20 o 30 min maximo, la ida al cielo cada vez era mas corta...
Tendidos uno junto a otro miraban al techo, reian tontamente cada uno sin pensar en nada, ni siquiera en ellos mismos, aunque si somos honestos no lo hacian jamas, la curiosidad de lo apasible no les habia tocado a ellos. Ella lo miro calladamente y él entendio que el efecto de la dama blanca se habia ido, aunque la rareza de sus ojos esta vez iba mas halla de la misma pregunta que lo fastidiaba justo cuando el empezaba a volver ¿me amas?... Dona guardo silencio para su consuelo, pero aun asi la intriga le congelaba el alma, conocia su poder, conocia su furia pero ante todo tenia clara su demencia, el retrato vivo del grito silencioso se reflejaba tontamente en sus ojos y aunque Evan nunca supo por que no podia huir de ella, no lo podia repetir, no estaba dispuesto a revivir ese esplendor, ese espejo del mas halla no le permitia seguirla hacia la oscuridad en que ella deseaba vivir...

Apacibles en medio de la gente lejos el uno del otro, cada uno con la ciega certeza que nadie nunca sabría su secreto, Dona mira el césped una aparente manía que tenia al estar en publico, el mientras tanto solía conversar, no le era difícil socializar, físicamente no era el mas atractivo pero lo poco que había aprendido en la escuela le servia para fácilmente encontrar temas de impacto, con lo que lucia tan interesante como un copa de nieve que vive aun en medio del verano.







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